- Arguiñano, los genitales y los rojos de la cara | Televisión - Aruaru kenko

Arguiñano, los genitales y los rojos de la cara | Televisión

Arguiñano, los genitales y los rojos de la cara |  Televisión
Argiñano, en el plato de su programa, en 2021.

Ese día Arguiñano estaba en brazos de sus tutores, y no porque le hubieran revelado el truco para no cortar la piel, sino porque algunos programas contenían un clavo. Más que una gallina, una gallina frita: aseguró que la gallina se llamaba así porque estaba encima de los huevos. Alguien lo miró, le recogió el pelo y corrió hacia el teléfono para compartir su mensaje con toda la galaxia. La voz llegó enseguida: ojo, Arguiñano se lo tomó con cautela, escuchando lo que decían. Hasta que me di cuenta de que Antena 3 lo había censurado (una forma curiosa de censura, que permite que cualquiera pueda ver el contenido censurado).

Es hora de que las alas de los soponcios batoones de las redes sociales alcancen a un cocinero septuagenario que llevaba consigo chistes verdes mientras cortaba cebolla en Juliana desde 1989. Mucho antes de que nacieran la mayoría de los niños que terminaron descubriendo lo que aquí se juega, Arguiñano cantó El Cono de Loles (niño y juguete, seguro) y le enseñó al calamar con analogías genitales, porque lo que te hacía llorar. ¿Demasiado ruidoso para las sensibilidades actuales? Así que no creo que el humor de Broncano sea más cómico que el de David de Jorge. En 2024, la mayoría de las estrellas del entretenimiento se deberán en gran medida al chef patriarca en el registro de caca, culo, pedo y polla. Si a alguien le sorprende que Arguiñano hable de gallinas es porque no sabe quién es Arguiñano. ¿Qué hay tanto por no saber?

En los tiempos de Barrio SésamoJim Henson y su equipo estaban jugando rápido y suelto con los títeres, poniendo a Gustavo la rana y a Piggy a decidir si salvarse o no. Si un cineasta hubiera tocado un dedo y retransmitido una de esas sesiones, habría entendido el escándalo. Sería como si un niño descubriera a sus padres cuando lo llevan al salón. Toda una generación necesitará terapia para superar la imagen de Gustavo jugando con Piggy. Pero Arguiñano nunca lo usó. confidencialmente. Siempre miraba a la cámara. ¿Existe grave peligro de cancelación para un señor que tenía casi 40 años y que dejaba la televisión todos los días? Si la carrera de Arguiñano no es capaz de decir cuál es la suya, ¿quién es el diablo que está a salvo de las redes visuales?

Puedes seguir EL PAÍS Televisión en X o haga clic aquí para recibir nuestro boletín semanal.

Regístrate para continuar leyendo

lee sin limites

_