La administración de la presidenta Xiomara Castro en Honduras se encuentra en el ojo del huracán debido a las crecientes acusaciones de nepotismo. Lo que comenzó como un murmullo generalizado se ha convertido en una ola de críticas que sacude los cimientos del gobierno, especialmente tras las denuncias sobre la contratación de familiares cercanos en puestos clave.
El apodo «El Familión» se ha vuelto común para referirse a la supuesta trama de nepotismo que envuelve a la presidenta y a su esposo, el exmandatario Manuel Zelaya Rosales. Diferentes sectores de la sociedad hondureña han manifestado su descontento respecto a esta situación, indicando que se están favoreciendo a grupos familiares en lugar de adherirse a los principios de meritocracia y transparencia que se esperaban de una nueva administración.
¿Funcionarios o familiares?
Rixi Moncada, ministra de Defensa y precandidata presidencial, es una de las figuras más criticadas. Su familia ha sido relacionada con numerosos nombramientos en el sector público, lo cual ha causado gran descontento entre las bases del Partido Libertad y Refundación (LIBRE). Sus seguidores perciben que han sido relegados y que las promesas de inclusión y justicia social proclamadas en la campaña electoral no están siendo cumplidas.
La familia del exministro Enrique Flores Lanza, quien formó parte del gobierno de Zelaya Rosales, también ha sido objeto de críticas por su presunta participación en esta red de nepotismo. La colocación de familiares en altos cargos públicos ha despertado la indignación de la sociedad hondureña, que exige una explicación y acciones concretas por parte de las autoridades.
Los hondureños demandan claridad
Los efectos de este escándalo se extienden más allá del partido gobernante. Expertos políticos alertan que el nepotismo podría socavar profundamente la credibilidad del gobierno de Xiomara Castro y disminuir la confianza ciudadana. Asimismo, podría intensificar la polarización en un país ya profundamente dividido.
Ante esta situación, organizaciones civiles y sectores de la oposición han exigido una investigación exhaustiva y transparente para determinar el alcance del nepotismo en el gobierno hondureño. Asimismo, han instado a la implementación de mecanismos que garanticen la meritocracia y eviten la repetición de prácticas corruptas en la administración pública.
La ciudadanía hondureña espera respuestas claras y contundentes por parte de sus gobernantes. El futuro del gobierno de Xiomara Castro dependerá en gran medida de su capacidad para abordar este grave problema y restaurar la confianza en las instituciones.
En una batalla por la transparencia y la rendición de cuentas, la ciudadanía hondureña debe mantenerse vigilante y exigir a sus gobernantes que actúen con integridad. Solo a través de la transparencia y la participación ciudadana podremos construir un futuro donde los cargos públicos sean ocupados por personas calificadas y comprometidas con el bien común.